martes, 30 de abril de 2013

Día del niño

Regina:

Si hubieras podido quedarte un poco más
¡cuántas nubes remontaríamos!

Y veme aquí,
tratando aún de prenderme a tus alas
para descubrir el mundo que me dejaste...

Te amo.

jueves, 11 de octubre de 2012

PAUSA PARA EL RECUERDO


El grito se detiene en tu garganta,
se transforma en gemido profundo
y extático.

Comienza tu llanto.

El mundo deja de girar,
tu cuerpo muere un instante.
Muerte diáfana y breve,
muerte de luces y grito ahogado.

Mueres tensando las nalgas, la espalda,
crispando los dedos.

Convocas en secreto sagrado
a la bella muerte y cierras los ojos.

Lloras y tu llanto te devuelve a la vida,
Naces de nuevo con el fluir de tus lágrimas,
savia preciosa que te libera
del transitorio útero de la impaciencia acumulada.

Renaces voluntariamente con tu llanto.
Lloras, lloras, lloras…
Ruego a dios que ni mi respiración
lacere la música primorosa de tu llanto.
Guardo total silencio para escucharte.

Odisea fantástica de tu orgasmo
que recorre la aventura del beso, la caricia, la humedad
la ansiedad, el grito ahogado, el gemido profundo,
el llanto, mi silencio y tu renacer.

Te confieso que he muerto antes que tú.
Recorrí muchas muertes antes de existir en tu llanto,
muertes disfrazadas, mustias y profundas.

Esta tarde - y mil antes-
morí de impaciencia en espera de ti,
de silencio al verte en la lejanía,
de luz con el sol nuevo de tu mirada,
de ahogo con el hálito fragante del mastranto de tu pelo
y de amores con tu voz unida al beso.

Muero ahora en ti,
En la sal de tu lágrima,
en la voracidad de tu sexo,
en el grito reprimido de tu garganta
en la noche iridiscente de tus ojos cerrados.

Mi orgasmo no es odisea,
Es…simplemente la estela que tu nave deja
desvaneciéndose en la mar.

Abres los ojos
y vuelvo a nacer en el día nuevo y húmedo de tu mirada.

viernes, 5 de octubre de 2012

RECUENTO DE LO QUE QUEDA

Recuento de lo que queda:


Ceniza, sangre y silencio.



Ceniza de lo que fue.
Sangre coagulada de lo que no pudo ser,
silencio que es….silencio, sólo silencio.


Todo crece en silencio, se vuelve decrépito en silencio.
Se derrumba, acaba en él.


Ceniza fría que fue brasa,
sangre seca que un día fue río,
silencio hermoso que inventábamos
para escuchar el fluir de la sangre
y el crepitar de la brasa.


... Hoy ya no inventamos el silencio,
simplemente está allí y no lo podemos alcanzar.
Él nos posee.


Recuerdo que...
Después del amor llegábamos al silencio,
dulce pereza de fuegos lentos y sangre renovada.


Sin ti todo es diferente.
Todo lastima, todo duele


Me duele, en silencio de lágrima seca, tu propio silencio.
Mi ceniza arrasada de tiempos
y la sangre fría que no me deja morir aún.

miércoles, 21 de marzo de 2012

¡SALUD!



Quise conocer el Vino atraído tal vez por las asociaciones que de él tengo
con los actos más íntimos y nobles de la humanidad.




El Maestro Jesús bebiendo Vino en la última cena. Vino como símbolo de
su sangre y motivo para la identificación de la pluralidad del género
humano.




Sócrates y su cicuta mezclada con Vino. La imagen de Baco como dios
alegre que le da su carácter festivo y jocoso y extrae del espíritu del
hombre su más íntima esencia, sean quizá los atractivos irresistibles que
encierra la bebida en su abrazo más estrecho con la raza humana.




“Bebed Vino y haced el amor” apología de la vida en plenitud, del espíritu
liberado al fin de sus miserias.




La primera vez que lo bebí, sin embargo, quedó en el aire la promesa de
hacer el amor…




Es por ello que el Vino me sirve de pretexto para la evocación de mis
instintos más básicos y primitivos, y a la vez, convoca a mi pensamiento
algunas de mis nostalgias; la nostalgia de ese cuerpo que no desnudé,
del gemido ardoroso que no rompió el silencio….la nostalgia de lo que
quise que fuera y no pudo ser.




Después de la primera copa siguieron con temor los besos furtivos y su
pelo entre mis dedos, su cuello ofrendado como víctima de hecatombe y
después, el miedo a la desnudez. Ambos acordamos –yo por pura
solidaridad- que no estábamos preparados para el sexo.




En mi interior me moría de ganas de hacer el amor con esa dulce mujer
que al influjo del Vino y los silencios de besos tiernos, sólo quiso
abrazarme y contemplar la tarde de nubes desgarradas y penumbras
incipientes de otoño.




Hoy, al paso de los años y en memoria de lo que no pudo ser, con cada
sorbo evoco ese momento de amores y ternuras, de la niña recostada en
mi regazo contemplando las nubes y guardando silencio con la sonrisa de
plenitud, se sabía amada...vuelvo a ese instante.




Por eso bebo el Vino, por que me lleva al pasado y me sitúa justo en ese
momento preciso en el que, por primera vez, fui capaz de contener mis
instintos con la pura y simple intención de hacer feliz a una mujer.

lunes, 19 de marzo de 2012

TE QUIERO

Te desgastas buscando explicaciones.
No las busques, no las hay.


Te quiero y eso es todo. Fin del dilema.

Yo ya pagué por ti y por mí la cuota de insomnios,
de noches silentes y pasos circulares.
Llegué siempre al mismo sitio: Me quieres, nada más.


Me quieres y eso me basta para entender mi universo,
así sin más teoremas ni filosofías
ni leyes de polos opuesto ni atracciones gravitatorias.
Te quiero, aquí, ahora.


Te quiero sin promesas de eternidad con mañanas de sol,
cantos de ruiseñores y corazones sangrantes
heridos por el cupido cruel de la pertenencia.


Y si buscas futuros no soy yo el indicado,
no los tengo,
los cancelé en la divina muerte de tu orgasmo,
tus ansias los devoraron todos y tu vientre lo sabe,
tú lo sabes.
Así que aliméntate con los futuros
Que insaciablemente me arrebataste.


Pero ya no busques más. Te quiero y eso es todo.

Tampoco camines por mi vida dando vueltas en las esquinas
y callejones de regreso.
No tengo pasado para ti.


No hay explicación, te quiero así y ahora.

Y por favor no vengas con el argumento de que:
"Te quiero para compensar soledades y derribar abandonos."
Freud no me conoce y nadie me lo ha presentado.
Sólo se que lo calcinado pertenece a la ceniza
volátil y frágil de lo que fue. Lo derrumbado es polvo.


Freud no entendería mi ceniza y mi polvo.

No tengo pasado, ni me importa el tuyo.
Te quiero, me quieres nos queremos….
Sin otro tiempo verbal que el presente.


martes, 13 de marzo de 2012

TARDE DE DOMINGO

Abro un libro en la página 56.
Sabines y sus brazos necios....
recuerdo que eso ya lo había leído.


Mientras recuerdo se instala en mi cuerpo y en mi ánimo
una dulce pereza de tarde de domingo.
Una de esas tardes de nubes esponjosas
que uno quiere jalar con el aliento para tocarlas,
pero sin moverse.


Tarde en que hasta ponerse nostálgico da flojera
por que se siente la nostalgia como caricia de cobija
mal acomodada debajo del cuerpo.
Y si te mueves estorba,
y si te quedas quieto estorba también
y si la quitas... te hace falta.


Así que resuelvo beber una copa de vino.
Cierro el libro y recuerdo los muslos de mi mujer;
esos muslos que no entienden de letras
por que su lenguaje es de caricias y besos.

Absorbo nubes con el aliento
y dejo transcurrir el domingo en santa paz
mientras decido en dónde poner este trozo entreverado de nostalgia
mal acomodada en mi cuerpo.

sábado, 21 de enero de 2012

QUE LA VIRGEN NO LA VEA

Ella camina en derredor de una mugrienta plaza, el lugar que le da cierta seguridad, tal vez el único sitio grabado en su memoria o sus instintos al que siente pertenecer. Sus olvidos la mantienen allí.

En el pecho y sostenida por los hombros una bolsa de canguro de tela parchada en colores indefinidos, en ella lleva a su hija tal vez de un año de edad. Irma nunca sonríe, la bebé tampoco.

Se acerca a cualquiera con la mano derecha extendida pidiendo limosna.

En el extremo de la plaza la fe del pueblo construyó un altar para poner en él las baldosas de un piso en el que se dibujó la silueta de la virgen de Guadalupe. Irma se detiene frente a ella como queriendo encontrar con sus ojos de mirada vacía el rostro de la silueta, tratando de hallar un gesto, tal vez una caricia. La venerada silueta es desde hace años su meta y su punto de partida en el recorrido circular de sus instintos.

Camina unos pasos para situarse a espaldas del altar. Que la virgen no la vea llevarse la mano izquierda a la boca, que no la vea aspirar los enervantes olores que emanan del sucio trapo de tela embebido en solvente industrial, que no la vea engañar el hambre y el fracaso oliendo el trapo. Su olvido huele a solvente.

Irma no habla, ya no tiene nada que decir, probablemente ni siquiera tenga palabras en su memoria, escaparon con los vapores del solvente.

Sigue su andar de pasos pequeños y débiles, de pasos arrastrados que sortean como pueden las basuras del piso. Allí va con la mano derecha extendida pidiendo monedas.

Cuando caiga rendida seguramente se pondrá detrás del altar, allí se postrará para que todo mundo la vea menos la virgen. Que la virgen no la vea morir en el olvido.


HISTORIAS DE LA URBE