jueves, 11 de octubre de 2012

PAUSA PARA EL RECUERDO


El grito se detiene en tu garganta,
se transforma en gemido profundo
y extático.

Comienza tu llanto.

El mundo deja de girar,
tu cuerpo muere un instante.
Muerte diáfana y breve,
muerte de luces y grito ahogado.

Mueres tensando las nalgas, la espalda,
crispando los dedos.

Convocas en secreto sagrado
a la bella muerte y cierras los ojos.

Lloras y tu llanto te devuelve a la vida,
Naces de nuevo con el fluir de tus lágrimas,
savia preciosa que te libera
del transitorio útero de la impaciencia acumulada.

Renaces voluntariamente con tu llanto.
Lloras, lloras, lloras…
Ruego a dios que ni mi respiración
lacere la música primorosa de tu llanto.
Guardo total silencio para escucharte.

Odisea fantástica de tu orgasmo
que recorre la aventura del beso, la caricia, la humedad
la ansiedad, el grito ahogado, el gemido profundo,
el llanto, mi silencio y tu renacer.

Te confieso que he muerto antes que tú.
Recorrí muchas muertes antes de existir en tu llanto,
muertes disfrazadas, mustias y profundas.

Esta tarde - y mil antes-
morí de impaciencia en espera de ti,
de silencio al verte en la lejanía,
de luz con el sol nuevo de tu mirada,
de ahogo con el hálito fragante del mastranto de tu pelo
y de amores con tu voz unida al beso.

Muero ahora en ti,
En la sal de tu lágrima,
en la voracidad de tu sexo,
en el grito reprimido de tu garganta
en la noche iridiscente de tus ojos cerrados.

Mi orgasmo no es odisea,
Es…simplemente la estela que tu nave deja
desvaneciéndose en la mar.

Abres los ojos
y vuelvo a nacer en el día nuevo y húmedo de tu mirada.

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