UNA NUEVA ENFERMEDAD.
Día a día la ciencia arroja nuevos conocimientos y descubre enfermedades desconocidas pero padecidas por el ser humano, ya hasta puede predecirlas desde antes del nacimiento, en algunos casos, por supuesto. Imagino que atendiendo al método científico en principio se observan los síntomas, después se formula una teoría, seguidamente se intenta reproducir el fenómeno y al final se crean principios o normas.
Creo que he descubierto una nueva enfermedad, rarísima, apabullante y altamente tóxica para el espíritu, es una especie de Alzheimer pero con rasgos muy particulares que la hacen digna de un sesudo análisis de los más destacados científicos. Yo le llamo “Olvido selectivo o Alzheimer dirigido”
Dicho padecimiento ha hecho estragos en una persona que fue cercana a mí, a quien admiro, respeto y le guardo un particular cariño y aprecio. Por cuestiones éticas no puedo revelar el nombre real de esta persona, por lo que la identificaré con el pseudónimo de “MARTINA” (Pseudónimo elegido por un sistema cibernético desarrollado por el pentágono a finales de los 80’s y que es altamente complejo por lo que no puedo explicarlo)
Debo destacar que “MARTINA” es mi ex novia con quien tuve una larga relación de más de 10 años, aunque el dato sea irrelevante para efecto de este estudio.
El olvido selectivo, o Alzheimer dirigido de Martina, actúa de una manera curiosa. Tratando de ser objetivo, y con el rigor científico que requiere la descripción de este fenómeno, he observado lo siguiente e intento retratarlo sucintamente en sus síntomas mas destacados, por lo que a guisa de nota de laboratorio apunto:
1.- El mecanismo que activa el padecimiento lo desata la cercanía con personas, circunstancias, lugares y entornos que Martina y yo llegamos a conocer y a compartir en común.
2.- El primer síntoma evidente es el alargamiento del rostro y la contracción de las pupilas, por lo que le he denominado “Apariencia Sobek” (Sobek era el antiguo Dios egipcio con torso humano y cabeza de cocodrilo)
3.- El síntoma que le precede le he llamado “focalización jodedora” en este punto el sujeto focaliza toda su atención y su energía en destacar lo que mas jode de la apariencia de uno “Mira, no te has cortado ese cabello, estás gordo, ¿todavía existe esa corbata?, con esa barba pareces indigente, tu loción marea, tienes cara de desvelado, caminas como viejito, etc, etc.”
4.- Seguido de esta etapa aparece un nuevo estado al que he denominado “Videncia pretérita”, es el justo momento en que el sujeto comienza a predecir el pasado y lo liga con el presente “No, si ya sabía que eras un bueno para nada…te dije que tus amigotes nada mas te iban perjudicar….ya sabía que esa zorra iba a acabar contigo…bien claro tenía que te ibas a poner negro de tanto café que bebes…etc, etc.”
5.- El síntoma anterior es el detonante de otro al que denomino “Decantación lacrimógena”, este estado es en verdad alarmante, por que el sujeto comienza a decantar en su memoria todos y cada uno de los recuerdos que tienen un trasfondo tóxico y lacrimógeno, dignos de una radio novela en la que actuara Marga López. “Nunca te interesé, te importaban más tus amigos, siempre estuviste ocupado….” de manera inminente comienza en este síntoma un particular estado que, para efectos de observación, he llamado “recuento histérico”, es muy complejo, por lo que lo describo en el punto siguiente:
6.- Recuento histérico. Con una precisión de rayo láser quirúrgico combinada con puntería de apache marihuano comienza la fase de puntualizar episodios precisos: “¿Te acuerdas que un lunes 18 de abril te llamé a las 6 de la mañana y no me contestaste? ¿Te acuerdas que el 20 de diciembre te estuve esperando y llegaste 15 minutos tarde? el 7 de mayo quería ir a Xochimilco a comprar tortillas y tú no quisiste acompañarme....¡recuérdalo! ¿verdad que te fuiste al billar? ¡y yo agripada en la cama!. (Todos estos eventos fueron ciertos, pero sucedieron hace 10 años).Acoto que este recuento histérico tiene una duración aproximada de entre 5 y 8 minutos en los episodios regulares, puede variar dependiendo de la temperatura ambiente, incrementándose este rango regular si el termómetro está por debajo de los 9 grados o supera los 25.
7.- Síntoma de autosatisfacción o mirada de “ya te chingué”. Este síntoma precede al anterior y muestra una clara e intensa satisfacción interna de haber recordado, mencionado y machacado con ímpetu inequívoco y espíritu de verdugo los eventos descritos, lo cual hacen al sujeto merecedor de la total y absoluta razón, sea cual fuere esta y aún cuando no haya (“aiga…como dice el Dr. Chimino)
8.- Después de esto viene el rasgo característico que da nombre al padecimiento en general; síntoma que he denominado “olvido por selección” el cual, a grandes rasgos consiste en que el sujeto es incapaz de recordar cualquier circunstancia o situación que en su pasado hubiera sido agradable. A fin de destacar medianamente este síntoma me permito señalar las características que he observado en MARTINA a lo largo de los años.
A la pregunta expresa de: ¿te acuerdas de…? o ¿te acuerdas cuando…? y que la circunstancia o el hecho que se señala sea agradable, Martina asume la apariencia de las estatuas del Paseo de la Reforma, entorna su mirada al horizonte como oteando el viento, y con gesto casi inexpresivo responde: “No me acuerdo”….y le da en toditita la madre al recuerdo.
Así las cosas, Martina no recuerda las flores que adornaron su casa a los pocos días que nos conocimos, ni la tarjeta escrita que llevaba el ramo en la que le decía lo bella que me parecía su sonrisa. De hecho no recuerda ninguna flor, ni las del principio ni las de nunca.
No recuerda que en tiempos de dificultades económicas compartíamos a la salida de la escuela el sándwich y el jugo mientras reíamos de la prisa de los demás. No recuerda las pausas que hacíamos en nuestras vidas para simplemente tomarnos la mano y dejar que el tiempo transcurriera en compañía.
Le es imposible traer a su mente los días de lluvia en que caminábamos pegaditos atajando el agua con una sola sombrilla, o nos refugiábamos en el quicio de algún portal a esperar que dejara de llover, riendo siempre o haciendo silencio mientras nos regalábamos un beso.
Tampoco puede rememorar que muchas noches compartimos un buen café y la angustia por preparar el examen, terminar la tarea o cumplir con el trabajo. Afirma que nunca fue así aún cuando haya testigos que digan lo contrario.
No recuerda en absoluto que en las épocas de bonanza económica muchas veces vimos el sol ponerse a través de la ventanilla de un avión, o que lo vimos en el mar, en un bosque o en medio de ciudades lejanas.
De igual manera ha olvidado las llamadas telefónicas que todas las noches le hacía simplemente para desearle un buen sueño y un feliz despertar. En su olvido selectivo eso y mucho mas nunca existió…nunca tuvo un instante de paz y felicidad en toda nuestra relación.
Y así, las cosas buenas no tienen cabida en la memoria de Martina, sólo las que ella considera malas. Ese carácter selectivo del olvido es lo que hace interesante el desarrollo de un estudio profundo. Tal vez se llegue a la conclusión de que es un defecto cromosómico, la falta de alguna vitamina, la ausencia de alguna enzima o vaya a saber Dios que se encuentre
Y si hago el recuento de estas observaciones no es para rescatar nada del pasado, nada que nos vuelva a unir, por que a final de cuentas yo he hecho mi vida al margen de sus olvidos y ella ha hecho la suya pese al olvido selectivo...o alimentándose de él.
Estas observaciones rigurosamente científicas las pongo sobre la mesa por que es curioso ese estado patológico de un Alzheimer selectivo, con la esperanza claro está, de que algún hombre de ciencias o un cuerpo colegiado encuentren la cura definitiva, con la única intención de que un día no muy lejano, cuando Martina se cure de su padecimiento sea capaz de verme, se sonría y me diga: -Hola ¡me da gusto saludarte!- y a partir de allí venga a su memoria algún instante, un minuto tal vez en el que se sintió, aunque sea medianamente feliz de compartir un tramo del camino a mi lado.
Día a día la ciencia arroja nuevos conocimientos y descubre enfermedades desconocidas pero padecidas por el ser humano, ya hasta puede predecirlas desde antes del nacimiento, en algunos casos, por supuesto. Imagino que atendiendo al método científico en principio se observan los síntomas, después se formula una teoría, seguidamente se intenta reproducir el fenómeno y al final se crean principios o normas.
Creo que he descubierto una nueva enfermedad, rarísima, apabullante y altamente tóxica para el espíritu, es una especie de Alzheimer pero con rasgos muy particulares que la hacen digna de un sesudo análisis de los más destacados científicos. Yo le llamo “Olvido selectivo o Alzheimer dirigido”
Dicho padecimiento ha hecho estragos en una persona que fue cercana a mí, a quien admiro, respeto y le guardo un particular cariño y aprecio. Por cuestiones éticas no puedo revelar el nombre real de esta persona, por lo que la identificaré con el pseudónimo de “MARTINA” (Pseudónimo elegido por un sistema cibernético desarrollado por el pentágono a finales de los 80’s y que es altamente complejo por lo que no puedo explicarlo)
Debo destacar que “MARTINA” es mi ex novia con quien tuve una larga relación de más de 10 años, aunque el dato sea irrelevante para efecto de este estudio.
El olvido selectivo, o Alzheimer dirigido de Martina, actúa de una manera curiosa. Tratando de ser objetivo, y con el rigor científico que requiere la descripción de este fenómeno, he observado lo siguiente e intento retratarlo sucintamente en sus síntomas mas destacados, por lo que a guisa de nota de laboratorio apunto:
1.- El mecanismo que activa el padecimiento lo desata la cercanía con personas, circunstancias, lugares y entornos que Martina y yo llegamos a conocer y a compartir en común.
2.- El primer síntoma evidente es el alargamiento del rostro y la contracción de las pupilas, por lo que le he denominado “Apariencia Sobek” (Sobek era el antiguo Dios egipcio con torso humano y cabeza de cocodrilo)
3.- El síntoma que le precede le he llamado “focalización jodedora” en este punto el sujeto focaliza toda su atención y su energía en destacar lo que mas jode de la apariencia de uno “Mira, no te has cortado ese cabello, estás gordo, ¿todavía existe esa corbata?, con esa barba pareces indigente, tu loción marea, tienes cara de desvelado, caminas como viejito, etc, etc.”
4.- Seguido de esta etapa aparece un nuevo estado al que he denominado “Videncia pretérita”, es el justo momento en que el sujeto comienza a predecir el pasado y lo liga con el presente “No, si ya sabía que eras un bueno para nada…te dije que tus amigotes nada mas te iban perjudicar….ya sabía que esa zorra iba a acabar contigo…bien claro tenía que te ibas a poner negro de tanto café que bebes…etc, etc.”
5.- El síntoma anterior es el detonante de otro al que denomino “Decantación lacrimógena”, este estado es en verdad alarmante, por que el sujeto comienza a decantar en su memoria todos y cada uno de los recuerdos que tienen un trasfondo tóxico y lacrimógeno, dignos de una radio novela en la que actuara Marga López. “Nunca te interesé, te importaban más tus amigos, siempre estuviste ocupado….” de manera inminente comienza en este síntoma un particular estado que, para efectos de observación, he llamado “recuento histérico”, es muy complejo, por lo que lo describo en el punto siguiente:
6.- Recuento histérico. Con una precisión de rayo láser quirúrgico combinada con puntería de apache marihuano comienza la fase de puntualizar episodios precisos: “¿Te acuerdas que un lunes 18 de abril te llamé a las 6 de la mañana y no me contestaste? ¿Te acuerdas que el 20 de diciembre te estuve esperando y llegaste 15 minutos tarde? el 7 de mayo quería ir a Xochimilco a comprar tortillas y tú no quisiste acompañarme....¡recuérdalo! ¿verdad que te fuiste al billar? ¡y yo agripada en la cama!. (Todos estos eventos fueron ciertos, pero sucedieron hace 10 años).Acoto que este recuento histérico tiene una duración aproximada de entre 5 y 8 minutos en los episodios regulares, puede variar dependiendo de la temperatura ambiente, incrementándose este rango regular si el termómetro está por debajo de los 9 grados o supera los 25.
7.- Síntoma de autosatisfacción o mirada de “ya te chingué”. Este síntoma precede al anterior y muestra una clara e intensa satisfacción interna de haber recordado, mencionado y machacado con ímpetu inequívoco y espíritu de verdugo los eventos descritos, lo cual hacen al sujeto merecedor de la total y absoluta razón, sea cual fuere esta y aún cuando no haya (“aiga…como dice el Dr. Chimino)
8.- Después de esto viene el rasgo característico que da nombre al padecimiento en general; síntoma que he denominado “olvido por selección” el cual, a grandes rasgos consiste en que el sujeto es incapaz de recordar cualquier circunstancia o situación que en su pasado hubiera sido agradable. A fin de destacar medianamente este síntoma me permito señalar las características que he observado en MARTINA a lo largo de los años.
A la pregunta expresa de: ¿te acuerdas de…? o ¿te acuerdas cuando…? y que la circunstancia o el hecho que se señala sea agradable, Martina asume la apariencia de las estatuas del Paseo de la Reforma, entorna su mirada al horizonte como oteando el viento, y con gesto casi inexpresivo responde: “No me acuerdo”….y le da en toditita la madre al recuerdo.
Así las cosas, Martina no recuerda las flores que adornaron su casa a los pocos días que nos conocimos, ni la tarjeta escrita que llevaba el ramo en la que le decía lo bella que me parecía su sonrisa. De hecho no recuerda ninguna flor, ni las del principio ni las de nunca.
No recuerda que en tiempos de dificultades económicas compartíamos a la salida de la escuela el sándwich y el jugo mientras reíamos de la prisa de los demás. No recuerda las pausas que hacíamos en nuestras vidas para simplemente tomarnos la mano y dejar que el tiempo transcurriera en compañía.
Le es imposible traer a su mente los días de lluvia en que caminábamos pegaditos atajando el agua con una sola sombrilla, o nos refugiábamos en el quicio de algún portal a esperar que dejara de llover, riendo siempre o haciendo silencio mientras nos regalábamos un beso.
Tampoco puede rememorar que muchas noches compartimos un buen café y la angustia por preparar el examen, terminar la tarea o cumplir con el trabajo. Afirma que nunca fue así aún cuando haya testigos que digan lo contrario.
No recuerda en absoluto que en las épocas de bonanza económica muchas veces vimos el sol ponerse a través de la ventanilla de un avión, o que lo vimos en el mar, en un bosque o en medio de ciudades lejanas.
De igual manera ha olvidado las llamadas telefónicas que todas las noches le hacía simplemente para desearle un buen sueño y un feliz despertar. En su olvido selectivo eso y mucho mas nunca existió…nunca tuvo un instante de paz y felicidad en toda nuestra relación.
Y así, las cosas buenas no tienen cabida en la memoria de Martina, sólo las que ella considera malas. Ese carácter selectivo del olvido es lo que hace interesante el desarrollo de un estudio profundo. Tal vez se llegue a la conclusión de que es un defecto cromosómico, la falta de alguna vitamina, la ausencia de alguna enzima o vaya a saber Dios que se encuentre
Y si hago el recuento de estas observaciones no es para rescatar nada del pasado, nada que nos vuelva a unir, por que a final de cuentas yo he hecho mi vida al margen de sus olvidos y ella ha hecho la suya pese al olvido selectivo...o alimentándose de él.
Estas observaciones rigurosamente científicas las pongo sobre la mesa por que es curioso ese estado patológico de un Alzheimer selectivo, con la esperanza claro está, de que algún hombre de ciencias o un cuerpo colegiado encuentren la cura definitiva, con la única intención de que un día no muy lejano, cuando Martina se cure de su padecimiento sea capaz de verme, se sonría y me diga: -Hola ¡me da gusto saludarte!- y a partir de allí venga a su memoria algún instante, un minuto tal vez en el que se sintió, aunque sea medianamente feliz de compartir un tramo del camino a mi lado.
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